Quería compartirles parte de este proyecto hermoso que hizo la seño Rochu de segundo grado en una escuela en Córdoba, siempre nos preguntamos y hablamos sobre cómo podemos integrar conceptos, como ser interdisciplinarios, como enseñar educación emocional de manera transversal y me pareció fantástica su idea, el proceso y el resultado, vale aclarar que la idea surgió por un desafío y que a pesar de que esta esta idea puede considerarse ¨exitosa¨ hubo muchas otras que la seño intento y que quizás no lograron la conexión total que a veces uno desea con los niños, a lo que voy con esta aclaración es que hay que seguir intentando siempre… porque lo vale… Este proyecto es más amplio y abarca muchas áreas yo solo les cuento una parte para que pueda ser inspiración para otras ideas porque obviamente cada grupo es diferente, cada escuela y cada contexto. 

La Naturaleza siempre nos está enseñando algo, ¿Qué podemos aprender de los hongos? 

Aquí va parte del proyecto: 

¨Así como todo en la naturaleza cumple un ciclo de vida, muerte y vida, doy fe de que, en una vida, podemos morir y renacer muchas veces.” Dejar morir partes de nosotros es necesario para la expansión y la evolución del Ser, para renacer más nutridos y con más fuerza. 

Existen unos grandes guardianes de este ciclo, seres muy inteligentes que se expanden, crecen silenciosos, colonizando nuevos ambientes, expandiendo la red: HONGOS… los hongos generan todo un mundo bajo nuestros pies, una red viva de organismos que no vemos, pero que siempre estuvieron y están ahí, trabajando al unísono, como una gran orquesta sinfónica. La mayor parte del organismo de lo que conocemos como “hongo” crece bajo tierra y se compone de largos hilos que se ramifican y se vuelven a ramificar, creciendo en todas las direcciones que pueden. Es una gran red que crece a través del bosque. Esta red de vida es llamada micelio: una red de cooperación y conexión, a través de información. 

Los árboles se comunican utilizando el micelio como vía, ya que este conecta un árbol con otro, pueden intercambiar nutrientes con otros a través de esta extensa red… Muchas veces pensamos que el reconocimiento de parentesco es un comportamiento solo animal. Los humanos amamos a nuestros hijos e hijas, sabemos que son nuestros y los cuidamos. Las plantas también pueden reconocer a sus parientes. Los árboles madre reconocen a los suyos, envían señales y se comunican entre sí. ¿Cómo lo hacen? A través de estas redes subterráneas, el MICELIO. Así, los árboles ayudan a los más débiles. Si la planta madre sabe que hay plagas alrededor, ayudará a sus “bebés” haciendo que se regeneren más rápido. Es algo mágico que no podría ocurrir sin los hongos. 

 
Este proyecto nace con el objetivo de ofrecernos una experiencia memorable en donde podamos experimentar y recordar que somos naturaleza y estamos todos interconectados. Juntos/as aprendimos a recuperar esa comunión (común-unión), a ser generosos, a nutrirnos con amor y respeto por la vida en la magnitud de cada instante y cada gesto. Una conexión a la vez. SIENDO MICELIO. 
Como plantea el Diseño Curricular Jurisdiccional de la Provincia de Córdoba, “(…) uno de los aspectos claves en la función socializadora de la escuela es construir una cultura de cuidado personal y cuidado del otro en la convivencia social. Hicimos hincapié en esto desde el concepto MICELIO 

Las comunidades sobreviven mejor que los individuos. Dependen de la cooperación y creo que ese es el poder de la bondad. La evolución se basa en el concepto de beneficio mutuo y la extensión de la generosidad.  
 

  • Pensamos juntos cómo podemos ser los micelios de los árboles. Podemos pensar en los árboles como personas del cole. Las plantas envían señales y hablan entre sí. ¿Qué nutrientes pasaríamos por el micelio, si fuéramos uno, desde nuestra sala a la de 5° grado?  
  • Preparamos frutas y unas jarras de agua para compartir con quienes nos crucemos en ese momento, explicando que somos micelio, somos red, y nos ayudamos unos a otros. 
  • Como una espora voy volando, aterrizo y me nutro del otro. Le digo de qué me nutro de su persona también. Como esporas nos esparcimos por toda la escuela agradeciendo a quienes nos crucemos, nos animamos a decirles lo que sentimos, aprovechando este momento en el que tenemos vida, tenemos voces, tenemos piernas para movernos y sonrisas para regalar. Aprovechamos también para pedir PERDÓN, si hace falta. Para preguntarles si necesitan ayuda con algo. Para decirles cuánto los amamos. Registramos: ¿Qué me dijeron que me ayudó? ¿Ayudé a alguien? ¨ 

Aquí les dejo algunas de las practicas que llevo a cabo la seño con sus alumnos en el cole basándose en el concepto de MICELIO, donde no solo aprendieron biología, ciencias naturales, tecnología y demás, sino que también aprendieron que podemos colaborar, que podemos ser amables, que podemos nutrirnos y ayudar a otros, que podemos compartir, ser empáticos, que somos una red, que somos comunidad… ¿Qué más pensas que aprendieron? ¿lo harías en tu cole o en casa? ¿fue inspirador?

Gracias Seño Rochu!

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